MODESTO BARGALLÓ, ESPAÑOL DEL SINAIA EN 1939 Y... EL IPN.


¿Quién era Modesto Bargalló Ardevol? ¿De qué españoles se trata? ¿Que era "El SINAIA" en 1939? ¿Qué importancia tiene para el IPN ­y México- recordar este hecho? Baste decir que para entender la enseñanza superior y ciencia mexicana actual y mucho de sus humanidades, arte y cultura se requiere de manera obligada, remontar exactamente 70 años atrás. Es una conmemoración, sí, de siete décadas... ¡ una vida !

Sería un 13 de junio de 1939 por la mañana, cuando el barco Sinaia arribó al puerto mexicano de Veracruz después de cruzar el Atlántico; sus pasajeros eran  1800  hombres, mujeres y niños amparados por la República Mexicana tras de huir de los atropellos del muy "cristiano" Francisco Franco contra sus propios hermanos de sangre. Después de perder en combate el status republicano y legal en su tierra, los oponentes habían cruzado a Francia como pudieron (¿400,000?) solo para ser "concentrados" en campos como animales, donde, hacinados, sufrían los estragos del hambre, la frustración y... los piojos. Esperaron hasta que el gobierno de Lázaro Cárdenas les abriera las puertas después de ser negociadas las condiciones con una primera oleada de dirigentes e intelectuales españoles. No se sabe a ciencia cierta cuantos fueron en total los  que se refugiaron en México pasados los años... ¿25,000? Lo que sí sabemos es que llegarían después del Sinaia otros barcos llamados Ipanema, Mexique, De Grasse, con varios miles más. Esta vez, especie de "2ª conquista", no fueron los miles de aventureros y ex presidiarios liberados por Carlos V y Felipe II 400  años antes, no. Esta vez NO eran españoles comunes y corrientes, eran cultivadores del intelecto, académicos de renombre, científicos, artistas, técnicos de alta calificación, ex funcionarios de gobierno, marinos, aviadores, muchos con sus familiares y... niños sin padres. ¿Será posible que déspotas incultos que solo saben empuñar armas expulsen de su propia patria a lo mejor de toda una generación humana solo por cuestiones ideológicas? Claro que sí es posible, hay ejemplos en la historia  como el mismo Hitler o Franco, pasando por su famoso compañero de armas Millán-Astray (aquel de "Viva la Muerte y muera la Inteligencia..."). ¿Qué tanto perdería España con esa generación? No lo sé, no vivo allá, pero si sé cuánto ganó México con ese trasplante masivo de cerebros que recibió...

Son ríos de tinta, kilos de papel y metros de película u otras formas de comunicación, a las que se suma hoy día la internet, los utilizados para detallar la llamada guerra "civil" española, el éxodo que se produjo a varios niveles y las consecuencias de diversa índole para España y el mundo, por ello no reiteraré lo ya descrito en tantas obras. Me centraré en el aspecto académico de mis recuerdos personales como alumno de varios profesores "refugiados" y las vivencias que, aunque niño aún, me tocó "ver" -que no convivir- con mi abuelo Wilfrido Massieu Pérez, Director General del flamante Instituto Politécnico Nacional al que se integrarían muchos de ellos. Un imperativo de veracidad obliga a señalar que el ambiente urbano,  clase-mediero y universitario, dominante en México hacia final de los 1930´s no era particularmente receptivo al arribo de los españoles. Por un lado, era el temor a "comunistas combatientes", rebeldes, anarquistas, sindicalistas, ateos y todos los que mostraban el puño en alto; este temor era mantenido por un gran sector de la sociedad que, en buena proporción, simpatizaba con la Alemania de Hitler, no por pro-nazi pero sí por anti-gringa; recuerdo a mi abuelo Wilfrido, hijo de francés, discutiendo con señores vecinos de casa sobre lo negativo de los triunfos avasalladores de los fascistas en Europa y el error de simpatizar con ellos. Por otro lado, la Universidad Autónoma Nacional de México, estaba inmersa en una franca etapa "conservadora" -por no decir "reaccionaria"- producto de rectores como un tal Brito-Fouchér, empistolado, un Gómez Morín francamente pro-nazi y una política universitaria a la defensiva, frente a gobiernos federales socialistas, que abarcaban desde Bassols en la Secretaría de Educación, hasta Cárdenas en el Ejecutivo.

¡Qué genio político el de este último! para que, sin inmutarse, (recuerdo  que en aquellos años el mote al Presidente, no carente de simpatía era "La Esfinge Prieta") No, no se inmutaba, era hermético y ecuánime. Miren ustedes que aún bajo presión yanqui por el problemón de la expropiación petrolera, sus amenazas de embargo a nuestros productos derivados, con  Stalin amenazando a Trotsky protegido acá por su gobierno, cuando el sindicalismo era de verdad, la educación social bajo crítica de sectores de "derecha", con su ex jefe Calles molestingando, etc, Tata Lázaro se dio tiempo para establecer hogar para los cientos de niños recibidos, dar a los intelectuales su "Casa de España en México" y asignar gran cantidad de "plazas" para los científicos y técnicos que se incorporaron de PRIMERA intención al nuevecito IPN. Pese a la incomodidad de diversos sectores, organismos y hasta voceros académicos del la UNAM por las percepciones económicas superiores asignadas a los recién llegados, prevaleció nuestro sentido hospitalario y los cientos de inmigrantes quedarían al fin, satisfactoriamente integrados, PRIMERO al IPN, al (hoy) Colegio de México y, posteriormente, a la UNAM. Leales al país que los recibió, al gobierno cardenista y al alma mater que los amparó inicialmente de este lado del charco, muchos académicos NUNCA dejaron el IPN y serían mis  profesores más recordados: Adela Barnés (en química), Cándido Bolívar (en entomología), Federico Bonet (en biología), Manuel Castañeda (en fisiología vegetal) -y de quien fui ayudante de laboratorio-, Dionisio Peláez  (en protozoología). Por supuesto que hubo muchos más como Carrasco, Gómez-Vinuenza, Palma, Oyarzabal, Álvarez-Buylla, Muñoz ­Mena, Berdegué, etc,  pero fueron los mencionados antes los que me impresionaron mas.

Para los jóvenes alumnos de entonces ­Emiliano Cabrera, Salomón Bartnicki-  los nuevos profesores eran un grupo "homogéneo" en cuanto ideologías pero hoy se hace evidente, y de admirarse, que siendo un grupo heterogéneo, sus diferentes preferencias político-filosóficas nunca fueron confrontadas ENTRE ELLOS en nuestra presencia; en esto fueron muy discretos. Por otro lado, también recuerdo que a veces actuaban con rudeza ­que no franqueza- poco usual entre nosotros, frecuentemente salpicada de exasperación mal-geniuda por nuestra pasividad mexicana...Debo agradecer hoy y a toro pasado, que mucho contribuiría a MI formación académica SU inveterada exigencia ­que no necedad- para una entrega total a SU "materia". El suscrito tenía un problema adicional: siempre me ha gustado la literatura y me distraía su lenguaje mismo... era un deleite escucharlos ceceando pues parecíame estar escuchando a un San Juan de la Cruz, un Machado, o un poeta del Siglo de Oro. No obstante el dominio de "su" lenguaje, les desesperaba no poder entender nuestros términos del "español" como "tlapalería", "escuincle", "tortilla" o "tlacoyo", "xocoyote", entre muchos...

Me detendré en este punto  para detallar algo del Profesor que más me impresionó, entre los varios "refugiados" que tuve. Su nombre era Modesto Bargalló Ardevol. Verdaderamente modesto, bondadoso y paciente, casi ciego hacía unos extraordinarios dibujos (¡puntilleados!) de modelos atómicos; gran químico, autor de varios libros en el campo, historiador reconocido internacionalmente en minería y metalurgia, experto en enseñanza de la ciencia para niños, dibujante, pintor de caballete, poeta... sus clases eran verdaderas charlas con un erudito. Recuerdo que en algunas de ellas el profesor Bargalló pasaba fácilmente de mostrar modelos atómicos tridimensionales a explicar porqué salió el de España y, de una voz gentil y baja, pasaba súbitamente y exaltado, a vociferar su anhelo de que pronto cayera... "¡El hijo de puta de Franco!". Los alumnos nos quedábamos petrificados y en silencio catedralicio, compartiendo con emoción aquel momento; no era usual con profesores mexicanos entrar al mundo de sus emociones personales. Confieso que fue entonces cuando empecé a interesarme en lo que pasaba en España y el significado del éxodo o, como se diría hoy "la fuga de talentos"... Me impresionó siempre la gratitud personal de Bargalló, gratitud explícita hacia Cárdenas, el IPN y mi abuelo; me impresioné más todavía cuando ya viejo y cansado, tuvo arrestos, para editar un libro recopilando parte de su obra con la finalidad de ser regalado entre interesados, amigos y colaboradores... ¿se dan cuenta? ¡ editó un libro para ser regalado ! ¿Quién lo hace? ¡Qué generosidad, caraxo! ¡Cuánto ganó México con él!...podría extenderme aún muchas páginas más con recuerdos y anécdotas de este Profesor ­u otros- pero opto por hacer un alto para reflexionar sobre puntos que no entendía yo bien entonces, un tanto ingenuo ¿De qué huían tantos talentos como el Profesor Bargalló? ¿A qué le temían en su propia tierra, transformada en franquista, si eran generosos como Bargalló? ¿Si sabían tanto? ¿De que protegían a sus familias al huir?

Habrá muchas respuestas, claro está, pero hoy día ya tengo las mías en este punto y considero más importante enmarcarlas dentro del mundo de  los sentimientos, más que de la pretendida objetividad de las ciencias; verá Ud. amable lector, los científicos aspiramos a ser plenamente objetivos en materia de conocimientos, pero no podemos evitar que, como seres humanos, seamos también plenamente subjetivos por sensibles y la crisis actual de la ciencia en el mundo, tiene que ver más con la moral y los sentimientos que con la objetividad... Por ello, mi propia respuesta en esto de "los refugiados" sería doble. Primero, para aproximarnos a lo que debió haber tratado de EVITAR cualquier profesor  que haya formado parte del éxodo español,  les invito a ver el film "La Lengua de las Mariposas", del gran decano del cine español, recién fallecido, Fernando Fernán Gómez, que muestra en imágenes lo que no siempre muchas palabras podrían expresar. Segundo, para compartir sentimientos con el propio Modesto Bargalló Ardevol, les invito a leer un fragmento de su propio texto escrito desde la barandilla del Sinaia al pasar frente a su querida tierra natal rumbo a México y a la cual, desde lejos, dijo adiós para siempre...

"El 24 de mayo -1939- embarcábamos en Cette, en el paquebot "Sinaia", con mi esposa, mis hijos y mi hermano, integrantes de la primera expedición patrocinada por un comité británico de auxilio y que había de conducir a México a 1800 refugiados españoles, entre ellos mujeres y niños. Salió al día siguiente. Al pasar el "Sinaia" frente a las costas de la tierra catalana en que nací y en la que dormían el sueño eterno mis amados padres, tomaban fuerza real las estrofas de "L´emigrant" del excelso Verdaguer y al dejar el "Sinaia" a su popa en lontananza, las últimas costas españolas del Estrecho, me invadieron escalofríos de emoción y se humedecieron copiosamente mis ojos..."

¡ Viva La República !