LO QUE VA DE AYER A HOY... ( EN LA UNAM )


La primera parte de nuestro encabezado, era el título de una simpática película mexicana de los 1950. Eran los años 'modernos' de la post guerra, con una mas de las actuaciones del cómico cubano Enrique Herrera que filmó por años en nuestro país. La trama del film lleva al espectador varias décadas atrás -Tiempos de Don Porfirio- en ocasión de modas, saraos y costumbres de hace justamente un siglo; ya se imaginarán: faldas largas y corsets en ellas y chalecos y bombines en ellos. El personaje central -Herrera- entra en un momento dado, en una especie de estado cataléptico, de hibernación o de vida latente que, al estilo de la 'bella durmiente' hace que los parientes lo guarden, sentado, dentro de una vitrina cada vez más polvosa. La vitrina va siendo un estorbo para las generaciones de parientes que se suceden y tiene que guardar la vitrina -con el antepasado dentro- arrumbada en el cuarto de trebejos o donde caiga. De pronto, ante las estridencias del boggie-woogie, el nuevo rock, los gritos y el humo de cigarro el pariente vuelve a la vida en medio de una fiesta. Directo al mundo de las minifaldas, el espanglish dominante y la coquetería femenina del momento. El pariente se destrampa y queda borrado todo recuerdo del pasado...

Al ver una nota social aparecida en un diario de la ciudad de México el pasado 17 de abril de 2005, con fotografía y todo de los participantes, al respecto del homenaje en que 'Recibe el Lic. Miguel Alemán Velasco la Medalla al Mérito Fundación UNAM' no pude menos que imaginar los contenidos de una posible 'Versión II' del film antes descrito someramente, toda vez que el finiquito de estudios y titulación profesional del Lic. de referencia fue un escándalo académico, nacional e internacional, en su momento, 50 años atrás. Resulta que Miguel Alemán Jr., como su nombre lo indica, era el hijo del Presidente de la República y como no se había distinguido ni por la calidad de su dedicación ni por la asiduidad a la Facultad de Derecho de la 'Máxima Casa de Estudios', hubo cierta carta de alto nivel político presionando para que el Director de la Facultad citada diera al junior las 'facilidades' del caso para su titulación...

Se llegó a comentar que finalmente se le había hecho el 'examen profesional' a puerta cerrada en vista de la gran agitación estudiantil que se había despertado, No nos constan las circunstancias del examen, pero lo que sí consta y hace gran mérito al Director de la Facultad de Derecho en ese momento, Don Mario de la Cueva, quien hubo de decidir sobre el caso (que pasaba sobre los elementales principios educativos) es la renuncia al cargo que presentó él mismo, un 10 de marzo de 1954. El documento, como un himno a la seriedad académica y amor a su escuela y universidad, se incluye completo y en lugar de honor, en el hermoso libro '450 años de la Facultad de Derecho' editado en 2004 por la propia universidad. En varias de sus partes alude el texto conteniendo la renuncia, a la necesidad de preservar 'la dignidad y decoro de la escuela' al margen de 'fuerzas políticas... sin escrúpulos y extrañas a la Universidad, que debieran ser respetuosas...' etc.

Un tipazo en el medio de la enseñanza superior debe haber sido el Lic. Don Mario de la Cueva; lo que va de ayer a hoy...