La Ciencia en los Tiempos de Fox - 2da. Parte
¿Que hacer con el INH de la SSA?


Si algo ayudó al mejoramiento de la salud humana y la medicina social en México y el mundo en el último siglo han sido las vacunas y los antibióticos. Las primeras previniendo las enfermedades infecciosas y los segundos, curándolas. Las vacunas, desarrolladas por el genial químico Luis Pasteur y sus colaboradores al final del siglo XIX en Francia surgieron unos 80 años antes que los antibióticos, los cuales fueron —y son— comercializados a precios de empresa privada. Las vacunas, —producto del saber, patrimonio de la humanidad, como solía decir Pasteur— y la tecnología para hacerlas, fueron entregadas, libres de cargo, a todos los países que quisieran hacerlas.

Así, sin patentar y generosamente, comisionó el Instituto de Luis a su colaborador Joseph Girard para enseñar a los mexicanos a fabricar sus propias vacunas. De dicha colaboración y del esfuerzo tenaz del Dr. Angel Gaviño Iglesias surgió el Instituto Bacteriológico Nacional —hoy Instituto Nacional de Higiene— que está próximo a cumplir los 100 años de edad.

Desde 1895 había presentado Gaviño su proyecto para crear un IBN que fabricara, investigara y distribuyera con enfoque social, las vacunas necesarias para los mexicanos flagelados por diversas enfermedades infecciosas, así prevenibles. Se autorizó la creación del Instituto de referencia hasta octubre de 1905… ¿Porqué será que en México todo lo bueno debe esperar tanto?

Sobreviviendo a la Revolución Mexicana —1910-1920— el IBN/INH contribuiría de manera contundente a erradicar del país a varias de las enfermedades infecciosas que diezmaban fundamentalmente a la población infantil año con año.

Egregiamente injusta la sociedad mexicana con el INH y sus trabajadores, nunca le reconoció la benemérita función social desarrollada. Ni siquiera el haber contribuido a erradicar la viruela que tanto daño había hecho desde su llegada con los invasores españoles allá por 1520. Habían sido millones de nuestros antepasados los eliminados por la penosa enfermedad durante los primeros años de la invasión y los que siguieron de coloniaje.

Nadie, nunca en nuestro país, ni del pueblo ni sus gobernantes, se acordó de agradecer al INH, antes bien, justo antes de su centenario, se le castiga su presupuesto comparativamente con el de los otros institutos de la Secretaría de Salud, se desbanda a su personal, se abandonan sus instalaciones, su valiosísima biblioteca —poseedora de libros originales donados por el propio Pasteur— se dispone para el saqueo y ¡oh maravillas de la política científica y de salud nacionales! justo cuando la producción de vacunas es estratégicamente importante para muchos países, en estos tiempos del bioterrorismo, el gobierno actual está dándole la puntilla a nuestra capacidad soberana e independiente de producción de vacunas. De ser autosuficientes hoy somos importadores netos… A ver quién nos las vende. Impórtense de donde se pueda…

Si regresa la viruela, como auguran los estudiosos de las tendencias bioterroristas, muy probablemente en la región transfronteriza del sur de los EUA —que es la norte de nosotros— ¿Cómo protegeremos a los 65 millones de jóvenes y niños menores de 35 años de edad que ya no fueron vacunados después de erradicada la enfermedad? ¿Porqué no se reactiva la producción de vacunas en el INH de la SSA? ¿Porqué no se reconstruye y moderniza dicha fábrica-instituto? ¿Si un concierto de Elton John dejó 20 millones de dólares a la Fundación Vamos México, para quien sabe qué, ¿Porqué no organizar otros tres y así obtener los fondos necesarios para la recuperación de nuestra autosuficiencia productiva en vacunas? ¿Será tan grande el desprecio a la infancia y juventud nacional por parte del gobierno actual como para dejarlas desprotegidas en esta materia?

Recordemos la terrible apostilla del filósofo que, con dedo flamígero advierte: “¡los países que olvidan su historia están condenados a repetirla!”